Hoy estoy feliz

Hoy estoy feliz recordando el momento que llegaste a mi vida, fue un momento maravilloso que no puede compararse con ningún otro. Cuando te pusieron en mis brazos, fue un momento mágico lleno de felicidad, y emociones. Cuando sentí tu cuerpecito sobre mi cuerpo, todos los dolores desaparecieron, se esfumaron, sólo quedó mi amor hacia ti. No podía dejar de mirarte, y acariciarte: tu carita redondita, tu boquita buscando mi pecho para encontrar alimento, tus manitas cogiendo mi dedo con fuerza como pidiendo que no te soltase, y te ayudase a caminar por la vida. Te he visto crecer día tras día, te he ayudado a dar tus primeros pasos, te he escuchado decir tus primeras palabras, y te he visto convertirte en una jovencita linda, y hermosa.

Pero los años pasan, ya no eres un bebé, ni una niña, ya no puedo levantarte en volandas, ni puedo llevarte en brazos, pero sí puedo llevarte en mi corazón. Ahora eres una mujer, “una gran mujer”: eres cariñosa, risueña, alegre, generosa, responsable, y, sobre todo, una gran persona, la mujer que yo esperaba que fueras.

Ahora has decidido levantar tus alas y volar sola; quiero decirte que la vida no es perfecta, que ninguno de nosotros nace con un manual de la felicidad bajo el brazo; pero vive tu vida de la mejor manera posible, escucha tu corazón y que el camino que elijas recorrer lo sigas con cuidado; y, si en él encuentras baches, piedras, tropiezas y caes, siempre estaré tras de ti para ayudarte a levantarte. Hija, la vida está llena de momentos difíciles y tristes, pero piensa que también es bueno sentir dolor, porque así se saborean mejor los momentos de felicidad que vendrán después, porque, igual que tenemos penas y sinsabores, también tenemos momentos muy bellos y hermosos. Olvida todo lo malo que suceda, deja atrás el cansancio, el desánimo, las preocupaciones, y sé feliz. Espero que todo lo bueno te alcance, y lo malo pase de largo y no te pueda encontrar; deseo que tus días estén llenos de risas y felicidad, y la luz que te rodea brille para siempre.

Hija, estoy orgullosa de ti, tú has sido mi mayor regalo, eres la persona más importante en mi vida; pero, si un día enfermo y no te reconozco, recuérdamelo tú cada día, coge mi mano con fuerza y repíteme sin descanso que eres mi hija, porque, aunque no sepa quién eres, te he amado, y te amaré hasta que mi corazón deje de latir.

Pilar Expósito

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