El viaje de Victoria al valle de los vientos
En un tiempo muy lejano, vivía en una pequeña aldea una joven aventurera y valiente llamada Victoria.
Siempre se sintió atraída por las historias que le contaba
su abuelo, sobre el valle de los vientos, un lugar mágico según viejas
leyendas, donde los árboles susurraban secretos sobre el universo.
Un buen día decidió salir en busca de ese sueño, encontrar
ese valle. Partió con su pequeña brújula y un viejo mapa borroso.
Después de varias lunas de viaje, Victoria llegó a un puente
vibrante, cubierto de enredaderas de color violeta. Al alcanzarlo, una brisa
envolvente la transportó a un vasto campo de bambú, donde vio volar bandadas de
aves brillantes.
El lugar era más hermoso de lo que había imaginado, con
vientos que silbaban melodías antiguas y flores que brillaban bajo la luz de la
luna.
En el corazón del valle, encontró la fuente de la sabiduría,
un estanque de agua cristalina que reflejaba las estrellas.
Victoria siguió avanzando, hasta tropezarse con una
biblioteca antigua, oculta entre las montañas. Al abrir un voluminoso libro de
versos, el viento comenzó a hablarle, revelándole verdades sobre su destino.
Con el corazón lleno de sabiduría y la mente clara, Victoria
decidió regresar con los suyos. Aunque el regreso fue largo y difícil, se
sentía muy bien por poder compartir sus conocimientos con los demás.
Al llegar a su aldea, Victoria fue recibida como una gran
heroína.
Compartió con los demás lo que había aprendido y animó a los
jóvenes a que buscaran sus propias aventuras.
Y, aunque Victoria nunca olvidó el viaje al valle de los
vientos, sabía que la verdadera sabiduría no se encontraba en un lugar físico,
sino en el corazón y la mente de cada persona.
Mariposa imperial