Pintando al óleo
Cuando me apunté a la escuela de adultos, no pensé que sería tan importante y gratificante para mí. Cada día que tengo que salir a la clase me siento contenta, porque sé que voy a aprender una cosa más. Sí, estoy aprendiendo, y mucho, para mí es un mundo nuevo. Yo nunca había oído hablar de tales cosas, como hiatos, diptongos, monosílabas, bisílabas, tónicas, átonas y demás. Lo que para otras personas esto les suena familiar y fácil, para mí era dificilísimo, es como si me hablaran en chino, no entendía nada, igual que geografía, matemáticas, y tantas cosas más. Pero sí que estoy aprendiendo y voy enterándome poco a poco.
Tengo personas a mi alrededor muy cercanas a mí, que se
mofan diciéndome que por qué voy a dar clases con mi edad, que no lo necesito,
que no voy a llegar a maestra, ni a catedrática, que para qué tengo que
romperme la cabeza ahora. Pero no comprenden que sí lo necesito. Para mí, poder
aprender me gratifica, me realiza, quiero poder superarme cada día un poquito
más.
Esos comentarios me desaniman, me entristecen, me ponen
furiosa, pero no me harán cambiar de opinión, no dejaré de asistir a clases por
esas alusiones.
Salgo de casa y vengo hasta aquí con ilusión, como si de una
jovencita se tratase. Ya que de pequeña no pude hacerlo, ahora tengo una
segunda oportunidad, de poder aprender cada día.
Sé que, con mi edad, como las demás de mis compañeras, no
pueden compararse a una persona joven, que comprenden, y aprenden, con más
facilidad y rapidez.
Tenemos que comprender, que como las neuronas de niñas y
jóvenes se van desarrollando, las nuestras se van deteriorando, y todo nos
resulta un poco más difícil. Pero como nos dice Teresa, y sobre todo nuestro
profesor Sergio, que nos lo repite muchas veces cuando nos da una ficha para
hacerla: “esto va muy bien para las neuronas”. Y aunque las nuestras parecen
que están durmiendo la siesta, sí que es verdad que, con constancia y esfuerzo,
se irán despertando poquito a poco.
Espero y deseo seguir asistiendo, y aprendiendo, para
conseguir escribir perfectamente, para poder poner cada coma, tilde, punto, v,
b, o h, donde corresponda, no donde no debería estar. Creo que con la ayudad de
los profesores, yo, y mis compañeras y compañeros, podamos aprender a hacerlo.
Y como dice el refrán, “con el tiempo y una caña todo se
alcanza”, yo también lo conseguiré.
A todos los profesores, que se ocupan de la enseñanza para
adultos: “Gracias”.
Pilar Expósito